Deserción docente versus apostolado: La lucha de Fe y Alegría por mantenerse de pie

Deserción docente versus apostolado: La lucha de Fe y Alegría por mantenerse de pie

Ramón Leal tiene 4 empleos. Desechó un quinto para dedicar más tiempo a su familia. Su historia se repite dramáticamente en la nómina docente de Fe y Alegría en Venezuela. La vocación y el compromiso se enfrentan a una realidad hiperinflacionaria que los pone contra la pared y ofrece una mínima capacidad de maniobra, lo que ha llevado a muchos a abandonar sus cargos. Sin embargo, la posibilidad de construir un futuro diferente para el país ha convertido a algunos en verdaderos "hijos pródigos".

"Llega un momento en el que no aguantas", admite el profesor de Lenguaje y Comunicación, Ramón Leal, con 10 años en el ejercicio de la docencia y 3 años en la Escuela Técnica Industrial San José Obrero Fe y Alegría ubicada en Antímano. Comparte sus responsabilidades en la institución con un empleo en la escuela pública, clases particulares y un cargo en el sector privado que le garantiza mediana subsistencia. Tenía un quinto empleo que debió dejar por cansancio físico.

"Desde octubre gano 4.500.000 bolívares pero ya en diciembre me siento con el agua en el cuello. El kilo de queso pasó de 42 mil a 130 mil bolívares. Antes gastaba 3.000 bolívares en pasaje, ahora gasto 7.000. En octubre, medio cartón de huevos costaba 32.000 bolívares, la semana pasada 65.000 bolívares", así resume Leal la carga que significa vivir en un país donde la planificación presupuestaria se disuelve en medio de la volatilidad de los precios.

En momentos de desesperación ha pensado en emigrar pero le mantiene la fe de un futuro distinto para Venezuela y la apuesta por los jóvenes como protagonistas de ese futuro.

"Si nos vamos nosotros que somos el muro de contención, que somos graduados, que tenemos conciencia sobre lo que ocurre, ¿ dejamos esto a cargo de quién?, ¿ qué va a pasar con el futuro de mañana?. Yo tengo un compromiso moral, educativo de ayudar a las personas a pensar, a transmitirles que aprendan a ser ciudadanos independientemente del credo que tengan, que aprendan a ser críticos. Además quiero retribuirle a mi país la educación gratuita que yo disfruté", emplaza Leal.

 

Ramón Leal se niega a abandonar por completo las horas que dedica como profesor a Fe y Alegría / Foto: José Fernandes

 

A pesar de la crisis, "todos vuelven"

Toda situación límite involucra decisiones extremas y este es el caso del profesor de geografía, Historia y Soberanía, Damián Ricardo Quiroz Ramírez quien salió del país durante 6 meses ante un cuadro delicado de salud de su padre. Fue la única manera que encontró de ganar suficiente dinero y adquirir las medicinas necesarias que le ayudarían a superar el doloroso escollo.

"La crisis hace que uno tome decisiones a veces arriesgadas", comenta. "No es fácil mantenerse en un país cuando se presentan situaciones de emergencia como la que yo enfrenté. Por más que quieras mantenerte en el aula y motivarte es difícil".

Quiroz pudo no solo resolver la crisis familiar, también logró ganar el dinero suficiente para iniciar un emprendimiento familiar y eso lo hizo volver. "Le doy gracias a dios que estoy de nuevo en mi nación y espero seguir aportando muchas cosas para este crecimiento que sé que va  suceder. Estoy convencido que esta generación va a levantarse", defiende con énfasis.

 

Forzado por la crítica salud de su padre, Damián Quiroz abandonó el país pero volvió a Fe y Alegría Foto: José Fernandes

 

La historia de Alberto Malavé Aquino habla del genuino enamoramiento de quien conoce a Fe y Alegría desde sus entrañas. "Cuando me retiré me deprimí mucho. Perderme el contacto de los muchachos fue duro. Soy de Antímano y muchas veces los veo en la calle y me dicen que me extrañan. Eso me hace tragar grueso".

Aquino se desempeñó durante 3 años como docente en la Escuela Técnica San José Obrero hasta que no pudo cubrir sus necesidades básicas. "La responsabilidad del maestro es exigente, requiere tener una buena alimentación. Actualmente me desempeño en el área de coordinación de mantenimiento de equipos electromecánicos en una empresa privada. Acabo de cumplir un contrato que que me generó ingresos 3 o 4 veces más de lo que ganaba aquí. Sin embargo me están ofreciendo unas horas académicas y lo estoy pensando".

Su testimonio revela la voluntad de generar cambios sociales desde las aulas a través de los procesos de aprendizaje. "A veces me despierto y pienso, voy a dar clases y luego caigo en la realidad. Esto me impactó mucho".

 

Alberto Malavé Aquino admite haberse deprimido tras dejar Fe y Alegría / Foto: José Fernandes

 

Al ingeniero mecánico Robinson Uzcátegui le tomó 15 años volver a las aulas de Fe y Alegría y celebra los 3 años que tiene nuevamente allí como docente. "Uno se casa con este proyecto, se enamora de esto. He dado clases en otros colegios pero Fe y Alegría es lo máximo, me gusta la calidez con la que se trabaja".

El compromiso con la institución pasa sin embargo por muchos obstáculos. En lo que respecta a Uzcátegui, quien habita en el paradógicamente cercano sector Ruiz Pineda, explica el drama que significa el transporte público. Admite que le toma al menos una hora y media trasladarse a una vía principal donde debe recurrir a los jeep para finalmente llegar a la escuela, paso último que muchas veces sustituye por el caminar para ahorrarse el costo del pasaje.

A las deficiencias del transporte se suma la crisis del suministro de agua que afecta a toda la comunidad de Antímano desde hace ya algún tiempo. La Dirección del plantel ha intentado solventarlo a través de camiones cisternas pero los costos son inmanejables. "Los muchachos a veces tienen que venir con la camisa sucia porque en sus propias casas tampoco tienen agua", detalla el profesor.

Las circunstancias, está visto, son adversas, no así el ánimo de los docentes que, en definitiva, se las arreglan para generar otros ingresos que les permitan permanecer en Fe y Alegría. "Tengo dos trabajos adicionales. Si tuviese solo este trabajo no podría asumir mis gastos. Realmente me motiva crear un cambio en el país, lograr nuevas oportunidades para los muchachos. Al igual que ellos yo soy de Antímano y creo que este es mi grano de arena para ayudar a Venezuela".

Robinsón Uzcátegui volvió a Fe y Alegría luego de 15 años convencido que su labor aportará un cambio al país/ Foto: José Fernandes

 

Con 27 años de servicio en la carrera de la docencia y 17 en la institución, Domingo Rafael García, comparte grandes inquietudes, "hay una angustia terrible, por lo menos en mi, en lo personal, de qué va a pasar y no es justo. Siempre soñé que iba a terminar bien. Pensé que me retiraría decentemente pero existe esa aprehensión".

García es otro de los retornados. Estuvo en Argentina pero volvió. "Yo creo en esto, me mantiene la fe aun en medio de las precariedades", asegura al narrar su preocupación por las grandes carencias de sus alumnos, muchos de ellos con cargas adicionales como el alcoholismo de sus padres, la violencia y la desintegración familiar.

Sus reservas sin embargo van acompañadas de inmensas satisfacciones , "mi madre tuvo que operarse y una de mis ex alumnas estuvo a cargo de la cirugía. En ese instante me dijo, es hora de retribuirle todo lo que usted me ha dado", esboza sonriente.

 

"Me mantiene la fe", asegura el profesor Domingo García/ Foto: José Fernandes

 

Las maniobras para enfrentar la tempestad

Al profesor Rafael José Peña Díaz le corresponde maniobrar en medio del caos como Director de la Escuela Técnica Industrial San José Obrero desde hace 11 años, aunque su energía parece haberle traído apenas ayer.

Confirma lo que es conocido, desde el inicio del año escolar hasta nuestros días la tasa de deserción docente en Fe y Alegría, ha alcanzado el 25 %, lo que es igual a 1775 docentes, una cifra escalofriante para una red de 172 colegios, más de 100 centros de capacitación laboral para jóvenes excluidos, 5  institutos universitarios y el Sistema Educomunicativo, IRFA, ejecutado a través de la capacitación en la radio.

 

El profesor Rafael Peña admite nunca haber vivido una crisis como el déficit de 18 profesores / Foto: José Fernandes

 

"Hay una desmotivación del personal docente que es una realidad. Existe además una carga emocional en el personal a nivel familiar, es esa lucha acerca de cómo mantener económicamente al núcleo fundamental que está afectando a todos aunque hagamos un acompañamiento", explica Peña Díaz, quien incluso con maestría, gana apenas 500.000 bolívares incluyendo beneficios.

Tan solo en julio pasado se registraron 12 renuncias de profesores en la Escuela Técnica San José Obrero. De ese total 4 emigraron y el resto emprendió otros oficios. Sin embargo no todos los casos han sido exitosos y algunos han vuelto a Fe y Alegría en busca de una nueva oportunidad.

 

La crisis económica plantea el dilema en los docentes / Foto: José Fernandes

 

La estampida sufrida particularmente en los últimos meses ha sido solventada con la incorporación de madres voluntarias en el área de primaria para quienes se ha iniciado un proceso de capacitación y adiestramiento. No obstante el caso de la Escuela Técnica supone un problema más complejo por la experticia que requieren algunos de sus docentes en especialidades como informática, electrónica, máquinas y herramientas.

 

La Escuela Técnica San José Obrero ofrece capacitación en carreras técnicas/ Foto: José Fernandes

 

A través de un convenido suscrito con la vecina Universidad Católica Andrés Bello se habría logrado el reforzamiento en algunas áreas críticas del aprendizaje sin embargo las complicaciones económicas han hecho de éste un esfuerzo difícil de concretar.

No deja de ser una realidad que los equipos directivos de los colegios se recargan a consecuencia de la deserción docente.

En el caso de la Escuela Técnica San José Obrero de Antímano el actual déficit se ubica en 6 docentes.

 

En julio de 2019 al menos 12 docentes renunciaron a sus cargos en la Escuela Técnica San José Obrero/ Foto: José Fernandes

 

En medio de la adversidad Díaz Peña menciona el logro de mantener una matrícula de 447 estudiantes en media técnica y 132 en el plan CECAL, hecho atribuido al programa de alimentación ofrecido a través de la subvención del Consejo Noruego y la asociación de Amigos de Fe y Alegría en Estados Unidos.

 

En medio de una feroz crisis económica los programas de alimentación garantizan la estabilidad de la matrícula/Foto: José Fernandes

 

Una deuda calculada en 220 % de ajuste salarial no permite bajar la mirada o descuidar el timón. Mantener de pie una institución fundada en 1955 con el norte de incorporar a la educación a los niños más pobres y vulnerables promete corresponder el lema de su gestión que "empieza donde termina el asfalto".

 

Fe y Alegría fue fundada en 1955 con el objetivo de atender a la población infantil vulnerable/ Foto: José Fernandes