Los "recoge locos" se niegan a sucumbir al colapso preservando la nostalgia caraqueña por el ayer

Los "recoge locos" se niegan a sucumbir al colapso preservando la nostalgia caraqueña por el ayer

Es casi romántico caer en cuenta que la conocida ruta que hacen las unidades de transporte conocidas como "recoge locos" supera los cincuenta años de trabajo recorriendo rutas que conectan a populares parroquias caraqueñas conservando además las prácticas del buen servicio de antaño. Sin embargo, la realidad es dura y golpea los galpones que, ubicados en Gramoven, alguna vez albergaron a más de cien autobuses de los cuales, hoy, quedan apenas unos veinte. Es una muestra de la debacle que arropa a la economía venezolana pero también de la resistencia a dejar morir al país que alguna vez se tuvo.

Roberto Uribe es chofer de autobuses desde hace veinte años. A diario completa jornadas de casi doce horas al volante de los clásicos Mercedes Benz de colores blanco y azul que cualquier habitante de Caracas ha debido abordar alguna vez por alguna u otra razón, una experiencia, que además han querido repetir gracias a las múltiples bondades de esta, prácticamente indestructible, tecnología alemana.

Roberto Uribe tiene 20 años conduciendo autobuses en Caracas/Foto: José Fernandes

 

"La gente prefiere usar nuestras unidades porque son ventiladas y además son muy seguras", comenta el hombre de 51 años que advierte las graves dificultades que supone el mantenimiento de este transporte. "Estamos sufriendo por los cauchos. Los buscamos en la carretera Caracas-La Guaira, usados claro, porque están muy costosos". Uribe explica que, cada caucho, ronda los 240 dólares. Mientras, el cobro del pasaje se ubica en 800 bolívares, lo cual permite, de inmediato, verificar esa brecha financiera traducida en deterioro.

A pesar del esfuerzo de sus propietarios las unidades de transporte exhiben un franco deterioro/Foto: José Fernandes

 

Los coloquialmente llamados "recoge locos" , también conocidos como "los autobuses San Ruperto", hacen una clásica ruta desde Los Magallanes de Catia y atraviesan la avenida Sucre hasta caer a la céntrica Urdaneta, pasando por Carmelitas. El recorrido llega hasta la avenida Andrés Bello hasta alcanzar Chacaíto , punto de retorno.

Justo allí, Roberto Uribe narra de dónde viene el humorístico término por el que mejor se conoce a los "blanqui azules". Entre risas dice, " bueno, en oportunidades le damos la cola a los recoge latas pero lo hacemos cuando no hay gente, por respeto a los usuarios, aunque ellos son inofensivos, lo hacemos para ayudarlos".

El pintoresco nombre "recoge locos" proviene de la práctica de ayuda de los conductores a indigentes/Foto: José Fernandes

 

Seguridad, precio y calidad de servicio convertidos en un paseo

La nostalgia por aquel pasado que "siempre fue mejor" acompaña, sin duda, cada minuto del recorrido. Así lo confirma José González quien asegura usar regularmente este transporte destacando la buena ventilación y la comodidad. "Han salido buenos, fíjese que son de los años 70 y se mantienen", narra el pasajero que resume su experiencia asegurando, "esto, para mi, se convierte realmente en un paseo".

Recorrer la ruta de los clásicos Mercedes Benz se transforma para algunos en todo un paseo/Foto. José Fernandes

 

Para Marilin Mendoza el uso de los "recoge locos" no es la regla ya que asegura verse obligada a caminar debido a  su condición de desempleada. Aún así reconoce las nobleza del servicio, "no tengo trabajo y tampoco cobro pensión pero a veces uso las camioneticas y no son iguales a esto. Este transporte es buenísimo. Se hacen muchas colas para poder tomarlo".

 

Caracas vive una crítica crisis de transporte público a causa de la escasez y el alto costo de los repuestos/Foto: José Fernandes

 

Ese paseo que describe el señor González cobra todo sentido con el devenir de la ruta. El único ruido que se escucha viene de la calle y de las voces bajas que comentan los rigores del día en un país cuyos habitantes pierden la cuenta de las vicisitudes que deben enfrentar. Al menos aquí, la ausencia de los tonos del reguetón a volumen compulsivo, permitirá a los viajeros descifrar, tal vez con más elocuencia, cómo sobrevivir a la retadora jornada.

Los "recoge locos" se abstienen del uso de música, costumbre del regular transporte público en Venezuela/Foto: José Fernandes

 

Es así, en medio de un desacostumbrado silencio camionetero", cómo Miriam Bastidas cuenta que vive en Plaza Venezuela y se traslada diariamente en "los Mercedes Benz" a La Candelaria. "Este transporte es más amplio, más tranquilo y además la imposición de las tarifas no es anárquica como en el resto de la flota de transporte de Caracas. aquí respetan más los precios", puntualiza.

Usuarios destacan amplitud y ventilación como algunas de las bondades principales del servicio/ Foto: José Fernandes

 

¿En peligro de extinción?: De 140 unidades apenas 20 sobreviven

Mantener en pie a la actual plantilla de autobuses tiene implicaciones financieras que superan las posibilidades de los choferes organizados en una Asociación Civil desde hace cuatro años. Leonardo Quero lo confirma al indicar que al motor se le echa "aceite quemado" porque requiere entre seis y siete litros diarios, un costo que les es imposible de enfrentar.

El mantenimiento de las unidades de transporte mantiene en jaque a sus propietarios/Foto: José Fernandes

 

"En un viaje transportamos a más de cien personas. Diariamente hacemos unos cuatro viajes. Nuestros usuarios nos buscan mucho porque ofrecemos seguridad, son unidades confiables, sin embargo es muy difícil garantizar el buen mantenimiento. El gobierno nos ha ayudado con baterías pero estamos en crisis por los cauchos", advierte Quero quien concluye, "estamos como el país, poco a poco".

Unidades inservibles permanecen estacionadas en galpones ubicados en Gramoven, al oeste de la ciudad/Foto: José Fernandes

 

Y el "poco a poco" se viene a menos cuando se advierte la inmensidad de los galpones ubicados en Gramoven. Es de suponer que aquella flota, orgullo de la Caracas metrópolis que florecía en los sesenta y setenta, ocupaba cada centímetro del hoy espacioso lugar que apenas alberga a unas veinte unidades.

La crisis económica que enfrenta Venezuela ha alcanzado al sector transporte afectando duramente a los ciudadanos/ Foto: José Fernandes

 

Algunos restos han servido para mantener activos a algunos de los buses. Otros ya fueron completamente despellejados.

El desolador panorama de los galpones en Gramoven advierte la realidad de un país que lucha por sobreponerse/Foto: José Fernandes

 

Mientras, cuatro mecánicos, prestan su servicio para garantizar la vida de los que aún están de pie. Toda una metáfora de un país que alguna vez se llamó "rico" y que allí quiere volver a través del trabajo y la intención de cada uno de sus habitantes.

A pesar de la compleja crisis hay personas que dedican sus esfuerzos a mantener de pie la flota restante/Foto: José Fernandes